La historia de Judit Polgar puede que nos aclare algunos puntos. Igual que le pasó al genial Norbert Wiener (uno de los matemáticos más geniales de la primera mitad del s. XX, creador de la cibernética), su padre quiso convertirla en genio, en niña prodigio del ajedrez (en 1906 Norbert era considerado el niño más extraordinario del mundo). Su padre decidió que podía convertirla en un genio del ajedrez, así como a sus 2 hermanas. Su maestro en casa le aplicó una rígida formación (solo asistió a la escuela para superar los exámenes anuales). Lazslo Polgar y Leo Wiener demostraron que es posible convertir a un/a niño/a en prodigio (en genio) a base de una rígida formación en casa. Con 11 años, Leo inscribió a Norbert en la Universidad donde se graduó con 14 años en matemáticas. Judit Polgar con 13 años batió el récord de ELO más alto alcanzado por una mujer. Los interesados en estas infancias célebres disfrutarán de “El experimento Polgár” y de “Norbert Wiener: La triste vida familiar de un genio.” No sólo la infancia de Michael Jackson fue dura.
¿Son peores jugadoras las mujeres porque juegan torneos contra otras mujeres en lugar de contra hombres? Quizás esto también influya. De hecho, el padre de Judit Polgar creía que “los torneos femeninos hacen que la distancia entre el juego de hombres y mujeres crezca” por lo que trató de que sus tres hijas (las tres grandes jugadoras de ajedrez) no jugaran competiciones exclusivas para mujeres. De hecho, “Judit no ha participado nunca en ningún Torneo femenino, ni siquiera en el Campeonato del Mundo para féminas.”
¿Es la práctica hasta la extenuación el secreto de los mejores jugadores de ajedrez? En China se entrenan a niños y niñas prodigio del ajedrez con una intensidad que aterra pensar pero sin hacer ninguna distinción de sexos. Esta formación de élite ha llevado a que haya 4 chinos entre los 100 mejores jugadores del mundo (julio 2009) y 10 chinas entre las 100 mejores jugadoras del mundo (julio 2009). Por ahora, los chinos son mejores que las chinas, pero no tengo estadísticas de cuántos niños y niñas son sometidos a entrenamiento intensivo en China. Quizás haya muchos más niños que niñas…
¿Qué dicen los artículos técnicos sociocientíficos? Christopher F. Chabris, Mark E. Glickman, “Sex Differences in Intellectual Performance: Analysis of a Large Cohort of Competitive Chess Players,” Psychological Science 17: 1040-1046, 13 Dec 2006 (versión gratis), nos recuerdan que sólo el 1% de los grandes maestros son mujeres y afirman que es debido a la discriminación de género. Usando datos de más de 250 mil torneos en 13 años explican fácilmente el dominio masculino en el ajedrez. Dividiendo el 100% de ajedrecistas estudiados por edades, el 26.4%, el 43.5% y el 11.5% tienen edades entre 5 y 15 años, entre 15 y 25 años, y entre 25 y 35 años, respectivamente; el porcentaje de mujeres en estos rangos de edad es sólo del 17%, 11.9%, y 11.5%, respectivamente; a partir de 35 años, el porcentaje de mujeres es de sólo el 2.2%. La estadística no engaña. Si hay pocas mujeres jugadoras de ajedrez, es normal que haya pocos grandes maestros que sean mujeres. En clubes de ajedrez en los que al menos el 50% de los nuevos jugadores son chicas, las estadísticas dicen que su ELO es muy similar que el de los chicos. Los autores concluyen por tanto que el gran número de hombres en los altos niveles del ajedrez tiene una explicación fácil, el gran número de niños que aprenden a jugar al ajedrez respecto al de niñas.
Algunos investigadores han considerado que este tipo de estadísticas no explican completamente la diferencia (un 2% de mujeres respecto a un 1% de mujeres en la élite), encontrando que hay factores fundamentales en la manera de funcionar del cerebro (o el tipo de inteligencia) de hombres y mujeres detrás de estos resultados. El autor más conocido en este sentido es Robert W. Howard, por ejemplo, “Objective evidence of rising population ability: a detailed examination of longitudinal chess data,” Personality and Individual Differences 38: 347-363, 2005. Sin embargo, sus conclusiones así como la validez estadística de su estudio han sido muy criticados por muchos. Por ejemplo, por Merim Bilalic, Peter McLeod, “Participation rates and the difference in performance of women and men in chess,” Journal of Biosocial Science39: 789-793, 2007. La conclusión es de nuevo que la estadística entre las diferencias de participación en torneos en edades tempranas está perfectamente bien correlacionada con la diferencia en los resultados, ya de adultos, entre hombres y mujeres. De hecho, la inteligencia (medida por test de inteligencia) no está correlacionada con la habilidad para jugar bien al ajedrez (entre jóvenes prodigio) como demostraron también Merim Bilalic, PeterMcLeos, Fernand Gobet, “Does chess need intelligence? — A study with young chess players,” Intelligence 35: 457-470, 2007.
En resumen, si algún día hay tantas niñas como niños aprendiendo a jugar al ajedrez y compitiendo en torneos infantiles, cuando lleguen a adultos como grandes maestros habrá tantos hombres como mujeres.